A. SALAS / G. HERMIDA SAN JAVIER / MURCIA/ la VerdadLa Salve Aviadora en honor a la Virgen de Loreto volvió a sonar ayer en las bases aéreas de Alcantarilla y San Javier para pedir la protección de la Reina del Cielo para los hombres del aire, las alas españolas. En la Academia General del Aire de San Javier, 90 damas y caballeros cadetes de nuevo ingreso juraron fidelidad a la bandera, sostenida por la mano firme de la alférez Lourdes Losa Calvo, la primera abanderada en la historia de la AGA.
Mientras, en Alcantarilla, 210 civiles juraban bandera, en su mayoría mujeres. La Asociación de Mujeres de Molina de Segura, el grupo de coros y danzas Museo de la Huerta y políticos como María José Alarcón, concejal del PSOE en Murcia estaban entre ellas. El fuerte viento obligó a suspender el salto paracaidista previsto, pero no así el homenaje a los caídos y los soldados en misiones de paz, así como la imposición de condecoraciones, sobre todo las Cruces al Mérito Aeronáutico y la Constancia, así como las Órdenes de San Hermenegildo.
Oficiales del siglo XXI
Pese a ser un acto eminentemente local, en San Javier estuvo presente el jefe del mando aéreo de Personal, el teniente general Antonio Ríos. 67 alumnos de diferentes cuerpos de escala superior, 8 ingenieros de escala técnica, 12 militares de complemento y tres de promoción interna besaron la enseña en el acto después de tres duros meses de formación. Al frente, años de estudio en los que se convertirán en «los oficiales del siglo XXI, que deben ser, ante todo, buenos soldados, con madurez e idealismo vibrante», según les dijo el coronel director de la AGA, Rubén Carlos García Servert. Desde las gradas y abrigados por la mañana de intenso frío y oscuros nubarrones, asistían al señalado acto decenas de familiares de los nuevos cadetes, que emprenden en San Javier su nueva vida.
Cámaras de fotos y de vídeo registraron bajo un cielo plomizo el momento en que los jóvenes militares «sellaban su compromiso de vida con España», según los recordó García Servert. «Un compromiso que se antepone a vuestros intereses personales", les reiteró, con el recuerdo de «tantos que dejaron sus vidas en el camino, por los que tenemos derechos y libertades». El solemne acto, que comenzó con una ceremonia religiosa y un concierto, finalizó con un desfile aéreo y terrestre.
Mientras, en Alcantarilla, 210 civiles juraban bandera, en su mayoría mujeres. La Asociación de Mujeres de Molina de Segura, el grupo de coros y danzas Museo de la Huerta y políticos como María José Alarcón, concejal del PSOE en Murcia estaban entre ellas. El fuerte viento obligó a suspender el salto paracaidista previsto, pero no así el homenaje a los caídos y los soldados en misiones de paz, así como la imposición de condecoraciones, sobre todo las Cruces al Mérito Aeronáutico y la Constancia, así como las Órdenes de San Hermenegildo.
Oficiales del siglo XXI
Pese a ser un acto eminentemente local, en San Javier estuvo presente el jefe del mando aéreo de Personal, el teniente general Antonio Ríos. 67 alumnos de diferentes cuerpos de escala superior, 8 ingenieros de escala técnica, 12 militares de complemento y tres de promoción interna besaron la enseña en el acto después de tres duros meses de formación. Al frente, años de estudio en los que se convertirán en «los oficiales del siglo XXI, que deben ser, ante todo, buenos soldados, con madurez e idealismo vibrante», según les dijo el coronel director de la AGA, Rubén Carlos García Servert. Desde las gradas y abrigados por la mañana de intenso frío y oscuros nubarrones, asistían al señalado acto decenas de familiares de los nuevos cadetes, que emprenden en San Javier su nueva vida.
Cámaras de fotos y de vídeo registraron bajo un cielo plomizo el momento en que los jóvenes militares «sellaban su compromiso de vida con España», según los recordó García Servert. «Un compromiso que se antepone a vuestros intereses personales", les reiteró, con el recuerdo de «tantos que dejaron sus vidas en el camino, por los que tenemos derechos y libertades». El solemne acto, que comenzó con una ceremonia religiosa y un concierto, finalizó con un desfile aéreo y terrestre.
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