Para los expertos, la plaga de 'bursatella leachii', procedente del Mar Rojo, es «un síntoma más de la degradación de la laguna»
Las quejas de los bañistas arrecian por el aumento de los moluscos en el Mar Menor
La Verdad/ Alexia Salas
No sólo las medusas enturbian el relax de los bañistas en el Mar Menor. La invasión de barcos descontrolados demasiado cerca de las playas, la velocidad indebida de motos de agua o barcos a motor, los vertidos de aguas fecales en La Manga, las consabidas medusas y, por si faltaba algo, la plaga de babosas marinas.
La vida del veraneante puede resultar estresante, sobre todo si decidido a darse un baño, rodean sus tobillos unos moluscos negros sin concha, de tacto viscoso que uno termina por pisar dejando un desagradable recuerdo. No son las sensaciones que suele provocar el mayor lago salado de Europa, un valor natural que en realidad no provoca estas incomodidades en los turistas, sino que más bien los padece. Los expertos, de hecho, atribuyen la plaga de esta especie exótica a «un síntoma más de la degradación de la laguna», asegura Jorge Sánchez, biólogo de la Asociación Naturalista del Sureste.
No es el primer año que acosan a los bañistas estos moluscos procedentes del Mar Rojo, pero este verano han aumentado su presencia, como sus viscosas primas las medusas, de modo que también arrecian las protestas de los veraneantes. Inofensivas como son, más bien provocan sensación de asco entre los que frecuentan las playas más calmadas de la laguna, como Punta Brava, Los Urrutias y en Los Narejos, donde los bañistas llevan días indignados por la proliferación de babosas.
Para el biólogo de Anse, «el Mar Menor se caracterizaba por ser un medio con pocos nutrientes, y ahora se convierte en sitio ideal para que lo colonicen especies como las medusas y las babosas». Asegura que «hay crecimientos importantes de algas, que encuentran ecosistemas favorables, y permiten la proliferación de estas especies, aunque hay que recordar que las medusas cumplen su función». Para los expertos, la plaga de moluscos es «otro síntoma más de la degradación de la laguna»
El experto cree que «lo apropiado sería estudiar la evolución de esta especie en el Mar Menor y, aunque al ser una especie exótica lo mejor sería retirarlos, es difícil». A pesar de que es un ser aparentemente inofensivo, para Sánchez «su presencia siempre tiene efectos desfavorables sobre las especies autóctonas, produce desequilibrios». Entre otras cosas, porque pueden acabar con su alimento.
Las redes de pesca de los barcos que faenan en el Mediterráneo, cerca del canal de Suez podrían haber servido de vehículo de transporte a estos moluscos negros que podrían alterar el ecosistema del Mar Menor. La 'Bursatella leachii', nombre científico de estos invasores, se alimenta de algas, por lo que si prolifera en grandes cantidades podría alterar el equilibrio de la cadena alimenticia de algunos peces autóctonos que también se nutren de los vegetales marinos, y que podrían entrar en competencia por el alimento.
Entre tanto, los vecinos han mostrado su malestar por la aparición de la nueva plaga, que si bien ni pica ni provoca urticaria, resulta «desagradable» para la mayor parte de bañistas, que se ven obligados a compartir sus baños con los moluscos.
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