Salvamento Marítimo controla el vertido con barreras absorbentes
Los buques pertenecen a una fundación y llevaban años fondeados
Una gran mancha de unos mil metros cuadrados de aceite y gasoil ensuciaba ayer la cara del Mar Menor y enfermaba un poco más su frágil ecosistema. Dos embarcaciones, de unos 20 metros de eslora, que se fueron a pique hace unos días durante el último temporal, comenzaron anteayer a arrojar combustible y aceite.
La mancha alertó al personal del puerto de Tomás Maestre, ya que los barcos se hundieron parcialmente cerca de la bocana, y enseguida avisaron a los servicios de emergencia. Salvamento Marítimo desplegó unos flotadores alrededor de la mancha de grasa y gasoil, de manera que se encontraba ya controlada ayer por la mañana y, gracias al escaso viento de ayer en la laguna, se evitó que la contaminación se dispersara.
Aún así, los responsables admitían la posibilidad de que parte del fluido tóxico haya quedado fuera del cinturón que rodea la mancha, por lo que sopesaban la opción de batir estos restos dispersos con las hélices de las embarcaciones para que se disuelva y se evapore.
Los barcos son propiedad de la Fundación benéfica Spes Maris, dedicada a la formación de profesiones relacionadas con el mar a jóvenes en riesgo de exclusión social. Según reconoció ayer a este periódico el presidente de la Fundación, Alberto Xoan Brand Julio, Capitanía Marítima llevaba tres años reclamándole que se llevara las dos viejas embarcaciones del Mar Menor. «También llevaba yo tres años esperando papeles», respondió ayer el presidente de la Fundación, que ha llegado a percibir subvenciones de la Comunidad Autónoma.
Los dos barcos hundidos, el viejo pesquero balear Hermanos Bernat y el barco británico Manitou Enterprise, tendrían que haber sido reparados por los usuarios de los programas formativos de la Fundación, aunque su continuo deterioro los llevó finalmente al hundimiento.
En un primer momento, el presidente de la Fundación llamó a una empresa para que acotara el vertido, aunque después ha tenido que ser Salvamento Marítimo, con ayuda de los servicios municipales de San Javier, San Pedro del Pinatar y Los Alcázares, el encargado de frenar la fuga. Cinco buzos y otros tantos técnicos llevan a cabo la operación.
Los buques pertenecen a una fundación y llevaban años fondeados
Una gran mancha de unos mil metros cuadrados de aceite y gasoil ensuciaba ayer la cara del Mar Menor y enfermaba un poco más su frágil ecosistema. Dos embarcaciones, de unos 20 metros de eslora, que se fueron a pique hace unos días durante el último temporal, comenzaron anteayer a arrojar combustible y aceite.
La mancha alertó al personal del puerto de Tomás Maestre, ya que los barcos se hundieron parcialmente cerca de la bocana, y enseguida avisaron a los servicios de emergencia. Salvamento Marítimo desplegó unos flotadores alrededor de la mancha de grasa y gasoil, de manera que se encontraba ya controlada ayer por la mañana y, gracias al escaso viento de ayer en la laguna, se evitó que la contaminación se dispersara.
Aún así, los responsables admitían la posibilidad de que parte del fluido tóxico haya quedado fuera del cinturón que rodea la mancha, por lo que sopesaban la opción de batir estos restos dispersos con las hélices de las embarcaciones para que se disuelva y se evapore.
Los barcos son propiedad de la Fundación benéfica Spes Maris, dedicada a la formación de profesiones relacionadas con el mar a jóvenes en riesgo de exclusión social. Según reconoció ayer a este periódico el presidente de la Fundación, Alberto Xoan Brand Julio, Capitanía Marítima llevaba tres años reclamándole que se llevara las dos viejas embarcaciones del Mar Menor. «También llevaba yo tres años esperando papeles», respondió ayer el presidente de la Fundación, que ha llegado a percibir subvenciones de la Comunidad Autónoma.
Los dos barcos hundidos, el viejo pesquero balear Hermanos Bernat y el barco británico Manitou Enterprise, tendrían que haber sido reparados por los usuarios de los programas formativos de la Fundación, aunque su continuo deterioro los llevó finalmente al hundimiento.
En un primer momento, el presidente de la Fundación llamó a una empresa para que acotara el vertido, aunque después ha tenido que ser Salvamento Marítimo, con ayuda de los servicios municipales de San Javier, San Pedro del Pinatar y Los Alcázares, el encargado de frenar la fuga. Cinco buzos y otros tantos técnicos llevan a cabo la operación.
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