La UPCT coordina una investigación para determinar la salinidad que la laguna lleva hasta el Mediterráneo
03.11.11 - 00:55 - ALEXIA SALAS | SAN JAVIER./ La Verdad
Si funcionó en Marte, todos esperan que sea la estrella del experimento de robótica submarina que se realiza en el Mar Menor. El proyecto de monitorización costera, que coordina la Politécnica de Cartagena, botará hoy en la laguna cinco robots autónomos que medirán distintas variables del agua para conocer mejor cómo se produce el intercambio de caudales entre el Mar Menor y el Mediterráneo.
Lo harán con el programa informático empleado para dotar de herramientas de medición a los vehículos llevados a Marte, lo que en parte eleva el entusiasmo del profesor Javier Gilabert, biólogo de la UPCT -que dirige el proyecto- y de los 50 participantes, entre los que está Kanna Rajan, líder del proyecto de comunicaciones con el robot que la NASA envió a Marte, el 'Mars Pathfinder'. «Es la revolución oceanográfica e implica dos retos, el científico de medir la salinidad del intercambio de aguas, y el tecnológico, de ser capaces de coordinar una flota de submarinos que recogen muchos más datos en menos tiempo», explica Gilabert.
La misión de estos droides marinos será recoger muestras del nivel de sal de las aguas que desembocan del Mar Menor en el Mediterráneo por el canal del Estacio, y que dejan una superficie de entre 5 y 8 kilómetros de caudal altamente salino. La «zona de influencia» del Mar Menor en el hermano mayor Mediterráneo, un ecosistema distinto a éstos dos, un ámbito de intercambio en el que el mar es, en parte, los dos mares al tiempo, como si mezclaran su sangre.
Entre los pequeños submarinos, la UPCT está especialmente pendiente del prototipo cedido por la Armada por obsoleto, que el equipo universitario ha adaptado y preparado para la misión. Los datos, enviados por los robots por vía satélite o por un micrófono submarino, servirán para obtener conclusiones sobre ese espacio que aún no es Mediterráneo ni ya es Mar Menor, su composición, su peso su modelo de circulación de caudales y su índice de intercambio de aguas, algo que empezó a cambiar en 1800, con la apertura del canal de Marchamalo, y que la del Estacio acrecienta día a día
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