miércoles, 14 de marzo de 2012

SAN JAVIER/ El turismo necesita más rampas

Los discapacitados encuentran menos barreras en los alojamientos y centros culturales, pero aún son inaccesibles los entornos y el transporte rodado

14.03.12 - 00:56 - 
 / La Verdad


Para miles de viajeros varados, disfrutar del turismo es misión imposible. Si el ciudadano se mueve sobre dos ruedas o se apoya en muletas, si su visión es reducida o tiene problemas de audición, debe tener un espíritu audaz para viajar por la Región, ya que su derecho al ocio puede convertirse, a pesar de los esfuerzos realizados desde distintos sectores en los últimos años, en una auténtica carrera de obstáculos.
La legislación ha obligado a poner en la oferta de alojamientos de la Región los mínimos de accesibilidad en cuanto a habitaciones adaptadas y accesos transitables por todos pero, como apunta el arquitecto de la Oficina Técnica de Accesibilidad de la Federación de Asociaciones Murciana de Personas con Disparidad Física (Famdif), Manuel García Hernández, «lo difícil para un discapacitado es lograr llegar al recinto hotelero».
Si bien los aeropuertos cuentan con un servicio de movilidad, los trenes, según Famdif, suelen disponer solo de una plaza accesible por trayecto, por lo que hay que reservar con mucha antelación. Los autobuses son el Everest del incapacitado. «La rampa casi nunca funciona y en los interurbanos casi ninguno está adaptado», explica el arquitecto, a lo que hay que añadir el comentario casi unánime de los afectados consultados: «casi nunca el conductor del autobús la abre».
Coincide el presidente de la Asociación de Alojamientos Turísticos de la costa murciana (Hostetur), José María Cano, en que «el principal déficit del turismo en cuanto a accesibilidad es el transporte, pues en el resto se ha avanzado mucho en los últimos años, pero quedan aspectos, como que el único 'bus' turístico del entorno es el de Cartagena que no está preparado para minusválidos, ni tampoco tenemos muchos taxis adaptados».
Demandas especiales
Por lo demás, el imperativo legal ha llevado a la mayoría de los hoteles, apartamentos y campings de la Región a habilitar las plazas exigidas -un 5% en los apartamentos-, mejorar accesos y adaptar baños. La rentabilidad de ser accesible está probada. «De un año para otro tengo reservadas las plazas de discapacitados», explica Cano, quien vincula la demanda de estas habitaciones especiales con «el avance en la accesibilidad en las calles, viales y playas, pues el Mar Menor se configura como destino preferente por sus condiciones, de hecho hemos tenido experiencias positivas, como bautismos de buceo para ciegos y vela para niños autistas». El Plan de Competitividad de La Manga incluyó la instalación de puntos de información turística en cada hotel con pantallas a dos alturas.
La accesibilidad social, sin embargo, va más allá. En la Región se necesita nuevas rampas físicas y mentales. «En los hoteles suele haber escalones y al llegar a la recepción, quien va en silla de ruedas, se queda a mitad de la altura del mostrador, así que ni te ven», explica el arquitecto de Famdif. Según este experto, «el personal suele ser colaborador, pero además hay infinidad de detalles que impiden moverse con normalidad a alguien con deficiencia visual o auditiva, como que los pisos del ascensor estén marcados en braille, que haya diferencia cromática en los escalones, que destaque el borde del escalón y que la rotulación de las plantas esté clara».
Una guía editada por Murcia Turística, la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos y la Asociación Regional de Parapléjicos y Grandes Discapacitados Físicos, recomienda solo 46 hoteles accesibles de la Región. Famdif pone su oficina técnica a disposición de cualquier empresarios que quiera adaptar su establecimiento de cualquier tipo para avanzar en un mundo sin barreras. «A los incapacitados, los frenan los obstáculos a la hora de decidir si viajan. Hay que pensar que todos, por una lesión o por edad, necesitamos servicios accesibles», señala el arquitecto.

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